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Navalcarnero

A 31 kilómetros de Madrid, en el suroeste de la capital, se encuentra la Villa Real de Navalcarnero. Un pueblo con más de 500 años de historia que conserva el encanto de su antigüedad y que atrapa al visitante con sus sabrosos guisos, su riqueza artística y la belleza de su paisaje.

Su plaza mayor, llamada Plaza de Segovia, y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI) constituyen los principales atractivos históricos de la localidad. La plaza responde al modelo tradicional castellano: planta irregular, edificios de tres alturas porticados y balconadas de madera. En ella hallamos edificios como la antigua Casa Consistorial.

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción fue construida en el siglo XVI y cuenta con un cuerpo de tres naves separadas por arquerías. Su torre de estilo mudéjar se compone de cuatro cuerpos separados por cornisas de piedra. El primero es alto y liso, el segundo presenta estrechas ventanas en aspillera, el tercero está decorado con arcos ciegos entrecruzados y culmina la torre un nivel de campanas. En su interior destaca el retablo del altar mayor así como la capilla real, en la que tuvo lugar el enlace entre Felipe IV y Mariana de Austria. En la Puerta del Sol, encrucijada de la villa, se halla el monumento a Felipe IV.

Localizado en una casa de labranza rehabilitada se encuentra el Centro de Interpretación de Navalcarnero. Este espacio cultural acerca la historia y la cultura de la localidad, así como a la estructura social y territorial del municipio. Su visita a la bodega incluye un espectáculo audiovisual y escenográfico que recrea una escena característica del siglo XIX con referencias al siglo XVIII.

En la actualidad, en el Centro de interpretación se puede visitar una muestra de la arquitectura "oculta" de la villa de Navalcarnero: las cuevas. Una costumbre asociada a la conservación de los alimentos y especialmente del vino, producción agrícola tradicional en esta zona. Sus condiciones de temperatura y humedad permiten la conservación ideal de los vinos almacenados en las tinajas así como de su propia arquitectura, sensible a los cambios extremos.

Ermitas y plazas

Si algo abunda en Navalcarnero son los edificios religiosos. Ermitas y humilladeros jalonan las calles. Aunque la mayoría ha sufrido remodelaciones, datan del siglo XVII. Destaca especialmente la ermita de San Roque, que perteneció a la familia del pintor de cámara de Carlos IV y Fernando VII, Juan Antonio de Ribera. Hoy la decoran frescos de Pirrongelli. La ermita de la Veracruz, ubicada en la misma plaza, cuenta también con interesantes pinturas al fresco.

Otra de las plazas más concurridas de Navalcarnero es la de San José, donde hoy se puede visitar la iglesia del mismo nombre, y la plaza de Alonso de Arreo, que rescata la memoria del regidor que acudió a defender Navalcarnero durante la contienda por los fueros comunales. En esta última hallamos el Museo del Vino que ofrece un nuevo enfoque, más didáctico y atractivo, basado en la percepción sensorial y el mundo de sensaciones que implica el placer de degustar un buen vino.

Fiestas y gastronomía

A principios de septiembre, Navalcarnero honra a su patrona Nuestra Señora de la Concepción con fuegos artificiales, encierros nocturnos y el Mercado Real del Siglo de Oro, un evento de fin de semana que recrea el matrimonio del Rey Felipe IV y Mariana de Austria. Las fiestas de mayor arraigo son las de San Isidro, a mediados de mayo.

Los asados de cordero y los platos con piezas de caza menor (conejo, liebre y perdiz) son típicos de la zona, que presume de los garbanzos con los que se prepara la olla del segador, un guiso que recuerda al cocido madrileño. 

En cuanto al tema vinícola, la subzona de Navalcarnero incluye los 19 municipios del área central sur de la Comunidad de Madrid que recogen 5 bodegas con D.O. Vinos de Madrid. Un total de 1694 hectáreas de viñedos que cuenta con variedades de uva como la Garnacha tinta y Malvar.

Cómo llegar:

En coche: a 35 minutos por A-5.

En autobús: a 45 minutos desde el Intercambiador de Príncipe Pío (528).

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