Por un lado queremos que el Madrid de toda la vida nos acompañe para siempre: nos gusta caminar por la Gran Vía y toparnos con esos hitos urbanos que son el Edificio Metrópolis o el Cine Capitol; nos encanta buscar el Kilómetro Cero en la Puerta del Sol y situarnos sobre él como en un ritual privado y nos quedamos extasiados al contemplar la pintura de artistas clásicos y contemporáneos en el Museo del Prado y el Reina Sofía. Pero también queremos emprender, crecer y volar, y para ello en Madrid tenemos La Nave, las Cuatro Torres o la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez, la mejor puerta de entrada a la capital. Y cuando el cuerpo nos pide alegría y entusiasmo, sabemos hallarlo en los principales estadios de la ciudad: el Santiago Bernabéu y el Wanda Metropolitano.

Madrid sigue transformándose a diario sin perder sus atractivos tradicionales: todos ellos conforman un collage de iconos que le otorgan su identidad y ese carácter único que hace de ella una ciudad magnética.

Texto de Mercedes Cebrián (Madrid, 1971) En 2019 ha publicado el poemario Muchacha de Castilla (La Bella Varsovia)

Ilustraciones de Eva Vázquez

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