Los artesanos del libro
Entre pieles, papiros, telares y prensas discurren las horas de algunos maestros artesanos empeñados en que el tiempo no pase cuando pasemos las hojas. En Madrid existen talleres de encuadernación a mano que utilizan técnicas ancestrales para conseguir que cada volumen sea único. Restauran también joyas bibliográficas: son los guardianes de nuestra historia. Por Silvia Roba
Encuadernación Camacho. © Álvaro López del Cerro
El 23 de abril se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Libro y tiene su porqué. Fue la fecha en la que fallecieron, allá por 1616, Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el escritor hispano-andino Inca Garcilaso de la Vega. Esta conmemoración tiene lugar desde el año 1996 y sirve para fomentar la lectura y la industria editorial. A pesar de los grandes avances logrados a lo largo de los siglos, desde la invención de la imprenta a la aparición de los libros electrónicos, aún quedan en Madrid profesionales dedicados en cuerpo y alma a un arte que es milenario. Son los maestros de la encuadernación, que no es otra cosa que la acción de coser, pegar o fijar varios pliegos, cuadernos o cuadernillos generalmente de papel y ponerles cubiertas. Todo ello con dos fines muy diferentes: uno práctico, para facilitar el manejo de cada volumen, y otro meramente artístico. Estos talleres que ahora visitamos visten nuestras lecturas con mucho amor y dedicación. Y lo mejor: imparten clases para que así continúe siendo.
ENCUADERNACIÓN ARTESANAL CALERO
Bárbara de Braganza, 11. Metro: COLÓN
© Álvaro López del Cerro
Su historia se remonta a 1907, año en el que Manuel Calero se hizo con el traspaso del taller que el artesano Juan Mole regentaba desde 1899 en la misma calle, pero en el número 5. El tiempo ha transcurrido desde entonces por mucho que tengamos la sensación, nada más cruzar la puerta, de que el ambiente es el mismo de antaño. Por las mesas de madera y casi en cada rincón descubrimos paletas, tórculos, tipos, chiflas, pinceletas y también prensas y guillotinas, piel y papel. De mantener este oficio milenario, con la inspiración que aporta estar situados justo enfrente de la Biblioteca Nacional, se encargan tres mujeres, Mayte Gómez, Chon González y Mónica Sánchez, guardianas no solo de una tradición casi olvidada sino también de la historia que encierra entre líneas cada documento que hay que salvar, ya que aquí se encuaderna pero también se restaura.
© Álvaro López del Cerro
Por este taller centenario han pasado cartas de los Reyes Católicos, libros de Felipe II, declaraciones que acreditaban limpieza de sangre… y también personas, como el médico y científico Gregorio Marañón, que encuadernó aquí sus libros. Hubo una época en la que Calero funcionó también como marroquinería: de aquí salieron las primeras carteras que llevaron nuestros ministros. Además de coser con mimo, adelgazar y raspar las pieles con cuchillas, dorar y grabar la información que aparece en cubiertas y lomo, se imparten cursos. Los hay de bisutería de papel, de cartonaje o de iniciación a la caligrafía. Por encargo aceptan todo tipo de trabajos, desde álbumes de fotos en tela de algodón cosidos a mano hasta estuches y cajas cuna para libros de gran formato y encuadernación de lujo, realizada con guardas de seda natural y decoración con pan de oro. Todo un arte.
Zurbarán, 8. Metro: ALONSO MARTÍNEZ
© Álvaro López del Cerro
Papeles pintados a mano, pieles, pergaminos, telas… Cada uno de los materiales que inundan este taller se transformarán después en cuadernos, libros, carpetas, álbumes de fotos. Para ello siguen técnicas ancestrales, las mismas empleadas por los antiguos encuadernadores. Embellecer un libro es uno de sus principales objetivos, nos explican, mientras observamos cómo trabajan cortando piezas y cosiendo pliegos de hojas en telares que nos trasladan a épocas lejanas. Para grabar títulos o iniciales en las cubiertas o en el lomo utilizan tipografías de bronce. Con el dorado, uno de los procesos más utilizados durante siglos, se pude decorar tanto las portadas como el cuerpo del corte del libro. Esto es algo que aprenderemos si nos damos una vuelta por este comercio. O, mejor aún, si nos apuntamos a alguno de sus habituales cursos, cuya finalidad es “dotar a cualquier persona amante de lo artesanal de los conocimientos básicos y prácticos necesarios para realizar sus propias encuadernaciones”. Las clases se imparten en la calle de Fernando el Santo, 5, donde además tienen tienda.
Bernardo López García, 1. Metro: NOVICIADO
© Álvaro López del Cerro
Este taller del barrio de Conde Duque comenzó su andadura en el año 1975. Desde entonces ha permanecido siempre en manos de la familia Camacho, experta en restauración de libros y documentos gráficos y en encuadernación artesanal y artística. “La función de la encuadernación es la de unir y proteger su contenido, sea papel, pergamino o papiro. Gracias a ella se han conservado verdaderos tesoros documentales hasta nuestros días”, comentan. Aquí realizan desde obras en papel, tela, guaflex y piel hasta otras más especiales, góticas, mudéjares, platerescas, románticas y de todos los estilos que podamos imaginar hasta la actualidad. Para ello utilizan siempre materia prima de máxima calidad y técnicas antiguas y modernas. También restauran libros, mapas, planos e incluso papel moneda para que no se note en ellos el paso del tiempo. Los miércoles y los viernes imparten clases para que este oficio, tan sentimental y complejo, continúe vivo
Silvia Roba es una periodista muy viajera, que ha recorrido el mundo para poder contárselo a los demás. Es responsable de contenidos de esMADRIDmagazine y coordinadora de Bloggin' Madrid. ¿Lo que más le gusta? Perderse por la ciudad. ¡Síguele la pista!
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