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Maestros del cuero

Bloggin Madrid

2 noviembre 2021

El oficio de curtidor es uno de los más antiguos de Madrid. Hoy existen numerosos artesanos que siguen trabajando la piel siguiendo técnicas con siglos de tradición. De sus manos salen bolsos, mochilas, carteras… Pequeñas obras de arte de las que no hay dos modelos iguales. En estos talleres encontrarás productos hechos con mucha pasión.Por Silvia Roba

Que exista en Madrid una calle que lleva su nombre tiene una fácil explicación: este es un oficio con mucha historia. Pero, en contra de lo que pueda parecer, el gremio de los artesanos de la piel no nació en la Ribera de Curtidores, arteria principal de El Rastro.

Hasta finales del siglo XV estuvo ubicado en los Caños del Peral, en la actual plaza de Isabel II, debido a su cercanía con una de las puertas de entrada a la antigua muralla, la de Valnadú. En 1495 los Reyes Católicos alentaron su cambio de sitio, para acercarlos a la calle de Toledo, en torno a la que comenzaron a asentarse los primeros mataderos.

El sacrificio de los animales generaba gran cantidad de pieles, que eran transformadas en cuero en las cercanas tenerías. En Madrid existen talleres que actualizan con primor, y nuevas ideas, esta vieja profesión. ¡Los descubrimos!

TALLER PUNTERA

Ocho personas, una estantería llena de pieles, una mesa de corte, tres máquinas de coser y un montón de herramientas. Bienvenidos a Taller Puntera, un espacio artesanal en el que hacen de todo: estuches, cuadernos, bolsos, mochilas, carteras o revisteros de infinitos colores (naranja, verde, rojo…), con diseños propios o tradicionales que continuamente reinterpretan.

Para hacerse con cualquier de sus modelos, hechos a mano, solo hay que acercarse hasta su preciosa tienda-taller, muy cerca del Mercado de San Miguel. El trabajo del cuero se convierte en todo un espectáculo al atravesar sus puertas. El proceso de fabricación de sus productos se presenta ante la vista de los clientes, que consiguen establecer con ellos una relación emocional antes de llevárselos a casa.

Taller Puntera abrió sus puertas en 2009. Al frente, Luis Alonso, que desde aquí da continuidad al oficio desarrollado en el taller que su padre y su tío, Valentín y Manuel, tenían en el barrio de Conde Duque. Por muy tópico que pueda parecer le gusta recalcar siempre una cosa: la calidad de sus pieles, la mayoría de curtición vegetal, es excelente.

Siempre busca acabados muy naturales para poder realizar piezas vivas, diferentes unas de otras según el trozo cortado, que evolucionen con el tiempo, adquiriendo esa pátina que las singulariza aún más. Procura también mantener esa calidad en el resto de elementos empleados, desde hilos a cremalleras o herrajes, así como en todos los complementos que algunas de sus propuestas incluyen (cuadernos, lápices…).

La norma de la casa es “ser honestos en el modo de elaboración”. Algo que se consigue respetando los materiales utilizados y apostando por su resultado a largo plazo, ya que la durabilidad es otra de las señas de identidad de sus productos. Si no te convence nada en la tienda, no hay problema. En Taller Puntera trabajan por encargo. Y, lo mejor, ofrecen cursos de iniciación para los más curiosos.

OFICIO STUDIO

“Cada pieza tiene una historia que contar”. Aunque, quizás, la historia más original sea la del encuentro, fortuito, de sus propietarios. Melina había dejado México en 2009 y se había mudado a España. Un día descubrió, por casualidad, la tienda de reparación de bicicletas de David, y entró a preguntar si podían arreglar el protector de cadena de su bici holandesa. Pero él se sintió más atraído por el bolso de piel que llevaba, confeccionado por ella misma. Por eso estaba en nuestro país: para buscar el cuero artesanal de curtición vegetal tan reconocido a nivel mundial.

A Melina le fascinaban los bolsos de cuero clásicos, por lo que comenzó a aprender este oficio del viejo continente. No podía imaginar entonces que este encuentro tan casual con David los llevaría a la realización de su primer diseño, el Bolso de Médico Anita, un modelo ya icónico, que en realidad es una versión elegante y reducida de los bolsos de médico del siglo XIX.

Melina y David son inseparables desde entonces. Juntos han creado este taller, en el que reciben a sus clientes con cita previa, para revivir antiguas tradiciones. Aquí manufacturan de manera artesanal artículos de cuero únicos, que se caracterizan por su autenticidad, funcionalidad y durabilidad. El bolso Ally, para llevar las cosas pequeñas del día a día, el Olivia, interpretación del ya mítico Bucket Bag, o la bandolera Verbena, ligera y cómoda, son solo algunas de sus propuestas. También hacen cinturones, tarjeteros, fundas para gafas, delantales y correas para relojes.

OLLOMAO TALLER

De bicicletas también saben mucho Fran y Mónika, cuya primera idea fue hacer una bolsita de piel para guardar las herramientas de la bici. Los dos vienen del mundo del diseño y la fotografía pero un día decidieron apostar por crear su propio taller. En gallego ollomao es el nombre que se da a unas conchas encontradas en la playa. Pero lejos de aparecer en la arena, los bolsos, mochilas, maletines y carteras de esta marroquinería se fabrican en el barrio de Lavapiés.

Todo el proceso de elaboración aquí es totalmente artesanal, siguiendo las técnicas tradicionales de siempre. Cada pieza se construye mediante un proceso creativo donde todo el protagonismo recae en la manos, que son las que fabrican con mimo cada una de ellas.

La mayoría están hechas con cuero de curtición vegetal, de procedencia española y solo de la industria cárnica. “El curtido vegetal solo utiliza taninos que se producen de manera natural en las cortezas de algunos árboles como la acacia, el roble, el castaño y las flores de las mimosas”, recuerda Mónika. Las lonas que utilizan son de algodón cien por cien, casi todas antiguas o procedentes de restos de stock y fabricadas en España.

 


Silvia Roba es una periodista muy viajera, que ha recorrido el mundo para poder contárselo a los demás. Es responsable de contenidos de esMADRIDmagazine y coordinadora de Bloggin' Madrid. ¿Lo que más le gusta? Perderse por la ciudad. ¡Síguele la pista!


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