Por el Madrid subterráneo
En 2019 el Metro de Madrid cumple cien años. Fue el 17 de octubre de 1919 cuando el rey Alfonso XIII inauguró la primera línea que unía las estaciones de la Puerta del Sol y Cuatro Caminos. Pero el Metro, sus vagones, escaleras y andenes no es lo único que encontrarás bajo tierra en Madrid. Os propongo una pequeña ruta subterránea que, como no podía ser de otra forma, comienza en nuestro centenario suburbano. Por Silvia Roba (26 marzo 2019).
Los museos del Metro
Primera parada: Andén Cero. O, lo que es lo mismo, la estación fantasma de Chamberí. ¿Y por qué se llama así? Tiene fácil explicación. La estación formaba parte de la Línea 1 que se inauguró en 1919 pero fue cerrada en el año 1966 ante la imposibilidad de ampliar sus andenes, tal y como demandaban los usos de la época.
Durante mucho tiempo, al pasar en Metro por allí si apretabas bien la nariz contra el cristal podías verla en la penumbra. Ahora se ve a las mil maravillas gracias a su transformación en museo.
Al bajar las escaleras bajarás también por un túnel del tiempo, ya que su interior, gracias a que los exteriores fueron tapiados, se ha conservado casi intacto. Además, después de su última rehabilitación, luce ahora en todo su esplendor. Su diseño es obra de Antonio Palacios, que incorporó la luz natural mediante un lucernario en el vestíbulo.
Toda la bóveda está recubierta de azulejos,aunque lo que más os llamará la atención son los carteles publicitarios, también en cerámica, que se conservan tal y como fueron creados allá por la década de 1920.
Andén 0 encuentra su complemento perfecto en la Nave de Motores de la estación de Pacífico,construida entre 1922 y 1923, que, tras su restauración, conserva su aspecto original. En ella podéis ver tres enormes motores diésel y el resto de la maquinaria (transformadores, alternadores…) que servía para generar la energía con la que funcionaban los antiguos trenes.
En la misma estación de Pacífico no os marchéis sin ver (eso sí, para esto hay que solicitar cita previa) el vestíbulo original de 1923, abovedado y con lucernario, diseñado también por Antonio Palacios. Las visitas suelen ser el segundo o tercer sábado de mes.
Aún nos queda otro museo más, que nos va a permitir viajar un poco más lejos aún con la imaginación. Es el de Los Caños del Peral, en el interior de la estación de Ópera. Es el mayor museo arqueológico bajo tierra de Madrid en el que se pueden ver restos de los siglos XVI y XVII pertenecientes a la fuente de los Caños del Peral, de uso público, con seis caños y seis pilas, el acueducto de Amaniel, que surtía de agua al Palacio Real, y la alcantarilla del Arenal, que vino a paliar el problema de la evacuación de las aguas sucias, que iban a parar al arroyo de Leganitos.
Un último museo: en la estación de Carpetana, hay una recreación del paleoambiente que había en Madrid hace ¡14 millones de años!, ya que, durante las obras de restauración, aquí se encontraron importantes hallazgos del Mioceno.
Una mina subterránea
Salimos del Metro, pero no abandonamos el subsuelo de Madrid, que aún nos ofrece más cosas para disfrutar. ¿Sabéis que en nuestra ciudad tenemos una mina? La respuesta es sí, y está en Chamberí. Es la Mina de Marcelo Jorissen y es posible visitarla, para grupos de diez, los miércoles, jueves y viernes previa compra de entradas en la web.
Podéis ver primero el Museo Minero, en el interior de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía, en Ríos Rosas, y después bajar -son 75 los escalones- a esta mina, creada en los años sesenta, a 25 metros bajo tierra, por el profesor que le da nombre para que sus alumnos pudieran hacer prácticas. Es la reproducción exacta de un yacimiento de carbón, con su galería y su pozo, sus raíles y vagonetas. También abre el primer domingo de mes, sin necesidad de formar grupos.
El búnker de El Capricho
Es cierto que ahora mismo no se puede visitar, pero hay que estar atentos porque en cualquier momento, ahora en primavera, vuelven a estar disponibles las entradas. Situado a 15 metros de profundidad, en el precioso parque de El Capricho, fue construido alrededor de 1937 por el bando republicano durante la Guerra Civil aprovechando su situación, lejos del frente pero bien comunicado, y propicio para el camuflaje debido al arbolado.
Dispone en total de siete dependencias rectangulares, cuatro salidas al parque exterior y una galería de escape a la calle que atraviesa el subsuelo del Palacio de los Duques de Osuna.
¿Las Cuevas de Altamira?
Obviamente, no están en Madrid las cuevas de Altamira, Patrimonio de la Humanidad, pero sí una réplica justo en los jardines que hay a la entrada del Museo Arqueológico Nacional, que se pueden visitar sin necesidad de entrar al museo.
Fue construida por un equipo de profesionales alemanes, en colaboración con la Universidad Complutense, en 1964 y contiene una reproducción de parte del techo, con las famosas pinturas prehistóricas, que se ven mejor gracias a un espejo central.
¡Un hammam!
Para el final os tengo reservado, lo mejor. Si queréis relajaros, el Hammam Al Andalus es el sitio perfecto. Es todo un oasis en la ciudad, un lugar para relajarse pero también para reencontrarse con la Historia.
Según la tradición árabe, el equilibrio entre cuerpo y mente se consigue a través de los cambios de temperatura, con el agua siempre como elemento purificador. El Hammam Al Andalus está construido sobre un aljibe de cientos de años de antigüedad, y aprovecha al máximo la estructura y los materiales de la construcción original.
Nada más poneros el bañador bajaréis por unas escaleras a una sala donde encontraréis tres termas con agua a diferentes temperaturas -fría, tibia y caliente-, además de un baño turco. Luz tenue, velas, música de fondo… La experiencia se completa con un vasito de té y un espectacular masaje. Cuando salgáis de aquí creeréis flotar sobre el suelo.
Silvia Roba es una periodista muy viajera, que ha recorrido el mundo para poder contárselo a los demás. Es responsable de contenidos de esMADRIDmagazine y coordinadora de Bloggin' Madrid. ¿Lo que más le gusta? Perderse por la ciudad. ¡Síguele la pista!