Desde la calle San Andrés, en el barrio de Malasaña, el restaurante Ojalá ofrece a sus clientes una planta entera de arena de playa y aire surfero donde comer a cualquier hora del día o disfrutar de sus cócteles y batidos.

Convertido ya en un clásico de Malasaña, Ojalá está dividido en dos plantas, la superior concebida como si fuese un paisaje natural con su propio jardín suspendido sobre varillas de paraguas, y una baja donde encontramos la simulación de una playa realizada con una tonelada de arena blanca y cojines para sentarse mientras se disfruta de un cóctel o una cena informal. Durante todo el día se sirven brunch con huevos de varios tipos (benedictinos, florentinos, parisinos o rancheros), acompañados de cócteles con denominación de origen, zumos, batidos, cafés o tés. Ensaladas, hamburguesas, gazpachos o wraps, además de tablas para compartir, de embutidos, humus o guacamole completan su carta.