Abierto en 1935, su propio nombre indica su aroma valenciano, algo que también se percibe en su decoración, semejante a una auténtica casa típica de Levante. Aquí llega una clientela deseosa de probar alguna de las doce formas que tienen de preparar el arroz.

Está situado muy próximo a la Gran Vía, rodeado de edificios históricos y del barrio de Chueca, lo que hace que sea muy frecuentado por turistas deseosos de probar la genuina paella valenciana. También es muy recomendable su fideuá. Valentín de Solís es el encargado de conducir a un equipo de profesionales cualificados de hostelería elaborando platos clásicos respetando la tradición pero con adecuación a las exigencias gastronómicas modernas. Ambiente agradable acompañado de un servicio atento y eficaz que hacen de La Barraca un exponente del arte del buen comer.