Comida casera y tradicional es lo que ofrece este restaurante madrileño fundado en 1935. Entre sus especialidades castellanas se encuentran los callos a la madrileña, la morcilla ‘de mi pueblo’, el rabo de toro o la gallina en pepitoria.

Las paredes de azulejos, además de las pinturas y fotografías taurinas que las decoran, crean un ambiente idóneo para el espíritu castellano del restaurante. La calidad de sus productos frescos y naturales son el secreto de su carta, donde se pueden encontrar las especialidades madrileñas más deliciosas. Además, hay platos recomendados para las personas que no toleran el gluten. Disponen de salones privados para celebraciones o eventos especiales y se puede encargar comida para llevar.