Inaugurado en 1958 como una pequeña bodega en la que se servían raciones para acompañar a los vinos, este restaurante marisquería próximo al Retiro se ha transformado con el paso de los años en un referente de los fogones madrileños, gracias a la calidad de sus productos y a su esmerada cocina, fiel a los platos tradicionales.

El local cuenta con dos salones repartidos en dos plantas distintas, dos comedores privados con aforo para unas 20 personas. Además, disponen de un obrador de pastelería, servicio de aparcamiento y se preparan platos para llevar.

Todos los guisos, carnes, pescados y mariscos están elaborados a base de recetas tradicionales, sin olvidar las innovaciones gastronómicas, que llegan a la mesa servidos por un excelente equipo de profesionales.