Esta taberna, la segunda más antigua de Madrid, data de 1854 y ha sido frecuentada por personalidades de la talla de Federico García Lorca y el resto de la Generación del 27, que compartió en ella vermús y tertulias. Hoy, tras pasar por una reforma que la ha remozado, pero ha mantenido todo el encanto de su antigua decoración, ofrece una cocina casera y ecológica, abierta de la mañana a la noche. 

El hostelero Carlos Zamora ha conservado el espíritu castizo de La Carmencita original, con una decoración que combina los preciosos azulejos centenarios de sus paredes con mesas y marcos de madera envejecida, y una vistosa barra de madera y estaño. Su carta, en consonancia con el resto del local, es igual de castiza, por lo que en sus más de 70 propuestas encontramos recetas tan típicas como los filetes rusos con patatas fritas, los huevos fritos con chorizo o morcilla o el pollo en pepitoria, todo ello elaborado a partir de la mejor materia prima.  

Aunque se sirven tanto desayunos como comidas y cenas, la hora del vermú es uno de los momentos más animados de La Carmencita, cuando esta típica bebida se suele acompañar de tapas como los tigres, las rabas al estilo santanderino, las anchoas de Santoña o la ensaladilla rusa.