Esta firma es sinónimo de lujo desde hace muchas décadas, pero también pretende representar una filosofía de vida en la que la exquisitez es la marca de la casa.

Toda esta leyenda comienza en 1892 cuando Daniel Swarovski registra la patente de una máquina que le permitía cortar el cristal con rapidez y gran precisión. La fama y calidad de estos cristales se extendió por toda Europa y el resto del mundo, convirtiéndose esta firma en representante de complementos de auténtico lujo.

Joyería, bisutería y relojería, son conocedoras de este maravilloso cristal, material frágil, que además históricamente ha estado rodeado de connotaciones mágicas. Y magia parece desprenderse de prendas de vestir, zapatos, gafas, bolsos, cinturones y otros artículos de piel, incluso móviles, que han tenido el privilegio de ser ‘tocados’ por el ‘ángel’ de cristal de Swarovski. No nos olvidemos de sus clásicas y conocidas figuras de cristal que representan animales y otras formas.