No es fácil encontrar en el barrio de Lavapiés un hotel como este, moderno, atrevido y vanguardista, que ha sabido conjugar todos los detalles propios de los nuevos tiempos con la historia. El edificio en el que se ubica fue construido en el año 1900, de ahí ese estilo suyo tan castizo, con patios interiores y amplios balcones que dan a la calle. El hotel ha sido muy respetuoso y ha mantenido su estructura original, en donde encuentran su sitio 17 habitaciones, algunas de las cuales se sitúan en el ático, con vigas de madera en el techo. El punto en común de todas ellas es la luz que se cuela a raudales por las ventanas y una decoración en la que los tonos blancos son los predominantes.

Pero este no es un hotel como los demás. Es un art hotel, que organiza de forma continuada exposiciones de artistas noveles en el hall. Una apuesta por los nuevos creadores que hace aún más especial este lugar, muy buen centro de operaciones si de lo que se quiere es disfrutar de atractivos madrileños de primer nivel como son El Rastro o los restaurantes internacionales de la zona. Y hablando de comer… el hotel cuenta con una cafetería donde disfrutar de un desayuno mediterráneo y saludable, con productos hechos en casa (panes, yogurt, mermeladas…). Atención perezosos: lo sirven hasta las doce.