Fundado en 1931, este bar es uno de los locales que no deben perderse aquellos que quieren ir de tapas por el barrio de Arapiles, en el castizo distrito de Chamberí.

El local es mediano, con un mobiliario sencillo y tradicional compuesto de mesas de mármol y madera, y algunos barriles para estar de pie. De sus paredes cuelgan fotografías antiguas de Madrid, relojes y, lógicamente, un retrato del pintor griego El Greco.

Entre sus propuestas, todas de gran calidad, caben destacar como tapas frías las tostas, la mojama de almadraba, las anchoas del cantábrico o los boquerones en vinagre, y en caliente el pulpo a la gallega o la tortilla de patatas. Para acompañar a las tapas cuenta con una selección de vinos, así como cervezas.