El barrio de Malasaña cuenta con este rincón gastronómico propio de la Bretaña francesa, un local coqueto en el que se pueden saborear crepes y galletes de alta cocina, elaborados con productos frescos y de gran calidad.  

Tras su traslado de la calle Espíritu Santo a la calle Colón, la Crêperie ganó en amplitud de espacio y luminosidad. Su interior está decorado con ladrillo visto, mesas de madera y mármol, originales sillas, y unos colores cálidos que le otorgan un aspecto muy acogedor.

Desde el desayuno a las copas de la noche, se pueden saborear alguna de sus más de 20 variedades de crepes, tanto dulces como saladas. La carta se completa con platos propios de la cocina gala, como la sopa de cebolla caramelizada, mantequilla y un toque de coñac; el cassoulet canard, un guiso de alubias con un tronco de pato y una salchicha de Toulouse; o una deliciosa fondue de quesos.  Los cafés cuentan con un apartado especial, elaborados con café premium 100% arábica de tueste italiano. Zumos y helados artesanos son otras de las propuestas del establecimiento.