Situado en una de las calles más populares de Malasaña por sus innumerables bares y cafés, la Corredera Baja de San Pablo, este restaurante ofrece una carta de cocina de temporada en la que la galleta es el ingrediente estrella.

Paredes de ladrillo, suelos de madera y estanterías y vitrinas repletas de objetos antiguos hacen de este espacio un lugar agradable y moderno, con una cocina que rinde un especial homenaje al dulce que le da nombre. Ejemplo de sus peculiares propuestas son las flautas de pollo rebozadas en galleta y sésamo, con dip de hierbabuena, comino y tzaziki, que comparte carta con el pulpo con patatas revolconas o la carrillera de ternera con yuca frita y batata dulce.